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Microbios de un lago volcánico de Costa Rica podrían aportar pistas sobre la vida en Marte

Presencia de microbios en muestras tomadas dentro del cráter del volcán Poás, en Costa Rica, han sido hallados por científicos de la Universidad de Colorado en Boulder, EE.UU que esperan encontrar pistas sobre cómo fue en la antigüedad el planeta rojo.

El equipo de investigadores, cuyo trabajo fue divulgado en la última edición de la revista científica Astrobiology, realizó la recolección de muestras en el lago conocido como “Laguna caliente” ubicado dentro del cráter del volcán y cuya agua es 10 millones de veces más ácida que la que se recibe en las casas y pueden alcanzar temperaturas de ebullición.

«Este es un lugar que, en gran medida, tiene la misma química y los mismos minerales que antes estaban presentes en los sistemas hidrotermales de Marte. Estudiando este sitio podemos aprender lo que ocurría en Marte hace 3.500 millones de años«, señaló Hynek.

Agregó que las características del lago son incluso más duras de las que tuvo en una época inicial en el planeta rojo, por lo que haber hallado estos microbios en ese lago crea esperanzas de que pudiera haber habido vida allí.

«Marte es un gran lugar para buscar porque tuvo condiciones que pudieron haber permitido formas de vida similares a las terrestres«, señaló Hynek, quién considera alentador haber encontrado vida en ese volcán pese a las duras condiciones que prevalecen allí y a su alta toxicidad.

El equipo de investigación, en el que también participa el profesor Guillermo Alvarado de la Universidad de Costa Rica, realizó la secuenciación del ADN de los microbios y no ha sido posible identificarlos. Al respecto Hynek indicó «Quizá nunca antes había sido secuenciado y, por tanto, no hay nada en los archivos con lo que cotejarlo bien. Ahora estamos haciendo el mapa completo del genoma de este microbio para entender exactamente qué es, donde encaja en el árbol de la vida y cuán similar o diferente es de otros microbios y bacterias«.

Los investigadores prevén concluir el mapa del genoma en los próximos seis meses y regresar al Poás durante el verano boreal.

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